Cora
Nos hallamos ante una de las cuatro familias principales vivarienses con casa
solar en la Torre de Gerdiz, (parroquia de Sta. MarÃa de Gerdiz, municipio
de Orol, partido judicial de Vivero). Tampoco faltan quienes consideran solar
primitivo de los Cora, la llamada casa de Pazo, en la (parroquia de San Pedro
de Vivero, donde al parecer hallose enclavada en otro en otro tiempo la villa
de Vivero. Otras casas secundarias fueron la de Espiñarido (ayuntamiento
de Cervo, partido judicial de Vivero), cuyos señores emparentaron con
los Miranda de la región de Ribadeo, habiendo sido dueños de la
casa de Lieriro (parroquia de Santa MarÃa de Lieiro, ayuntamiento de
Cervo) y heredaron el vÃnculo y la torre de Gradaille, en Valedouro,
de los Bolaño y los Pedrosa; la de Magazos (ayuntamiento de Vivero);
la de Covas (parroquia de San Juan de Covas, en el ayuntamiento de Vivero; la
de Areamoura (parroquia de Santa MarÃa de Suegos, ayuntamiento de Viñedo,
partido judicial de Vivero); la de Bravos (parroquia de Santiago de Bravos,
en el ayuntamiento de Orol), cuyos moradores organizan un nuevo blasón,
al arribo de los Pérez, procedentes de las tierras burgalesas de Briviesca,
y que responde mas bien a los Pérez de Cora y Aguiar, como se divisa
en la torre y en la FerrerÃa de Bravos, pues parece que aquellos castellanos
les enseñaron a beneficiar las minas que dan nombre a la FerrerÃa,
como en tantos otros lugres de Galicia. La capilla de la Torre de la FerrerÃa
fue reedificada o construida en 1640; la Torre fue destruida por un incendio,
mientras que la ferrerÃa siguió beneficiando los yacimientos de
las minas de hierro hasta la invasión napoleónica. Otra casa de
los Cora fue también la casa de Valcarria (parroquia de San Esteban de
Valcarria, en el ayuntamiento de Vivero). Que fue de los Cora-Salvatierra, que
emparentaron con los Lama, de las Riveras del Sor: Otros del linaje levantaron
sus casas en Galdo (parroquia de Santa MarÃa de Galdo, en el mismo ayuntamiento
y otros en Cillero (parroquia de Santiago de Cillero, en el mismo ayuntamiento).
Los Cora son antecesores de los Calvo Sotelo.
Son numerosos los individuos de este apellido que se titulan regidores de vivero
y Mondoñedo, por razón de la nobleza de sus linajes; fundan capillas
en Santo Domingo, de Vivero, donde ejercitan su derecho de sepultura; en Santiago
de Vivero (la Encarnación y la Misericordia) y también en Santa
MarÃa del Campo (capilla de las Angustias), donde existe una sepultura
con estatus yacente de un personaje de este apellido. Don Bartolomé de
Cora, del coto de Suegos, pleiteó por su hidalguÃa en la Real
ChancillerÃa de Valladolid, en 1630. Sus enlaces con numerosas familias
de la zona norte de Galicia son prueba harto fehaciente de su hidalguÃa.
El historiador de Vivero y su Concejo relata con detención los hechos
sobresalientes de dos ilustres dominicos: Fray Teodoro (Cora) y Quirós
(1599-1662), hijo del doctor S. Antonio de (Cora) Quirós y de D.ª
Catalina Bernal, que hizo sus estudios en San Esteban de Salamanca y en la Universidad
de Alcalá de Henares; apóstol de los filipinos en Tagalo, catedrático
de filosofÃa de la Universidad de Santo Tomás de Manila, misionero
en la isla de Formosa durante diez años, cautivo de los holandeses en
la isla de Java, donde siguió misionando, como después de su libertad
lo hizo en Macasar, en la isla de Célebes; vuelto a Manila misionó
en la provincia de Bataán, fue prior del convento de Santo domingo de
Manila, definidor en el CapÃtulo provincial de 1652, donde le encomendaron
la evangelización de Tuy , en Nueva Vizcaya, donde tuvo no poco que sufrir
de los indios salvajes. Otra vez en Manila, le vemos destinado a las misiones
de Abucay y a la de Binondo, falleciendo santamente en Manila, el 4-XII-1662.
Atendió no solamente a la salvación de las almas, sino también
al cultivo de las letras, escribiendo varias obras, unas en castellano y otras
en tagalo y en el idioma de la isla de Formosa, con estos tÃtulos: Vida
del alma en el Rosario, Gramática y Diccionario de la Lengua Tagala,
Doctrina Cristiana, Confesonario y Catecismo a modo de diálogo.
La otra gran figura gallega y dominicana es la de Fr. Nicolás de Cora,
y Montenegro, hijo de D..José de Cora y de L.ª Incolaza Montenegro.
Ingresa en el convento de La Coruña, donde emite su profesión
religiosa en 1763; el de San Gregorio de Valladolid, y mas tarde en el Estudio
General de San Pablo, de la misma ciudad; en 1769 embarca para la misión
de Filipinas, donde es nombrado catedrático de Derecho Canónigo
de la Universidad de Manila, de la que llegó a ser rector y cancelario;
prior del convento de santo Domingo de aquella ciudad; provincial de la Provincia
del SantÃsimo Rosario en 1785 y comisario principal del Santo Oficio.
Su muerte ocurrió en Manila, el 3-III de 1827, siendo venerada su memoria
como la de un varón de gran prestigio y de un misionero santo.
ARMAS
En campo de azur (que algunas traÃan de plata), un árbol de sinople,
del que penden cinco corazones, de gules, siendo mayor el del centro; sobre
un terrasado de sinople. No faltan quienes agreguen una bordura, con varios
cangrejos de rÃo.
(Nota: En el dibujo, este autor pinta al árbol de sinople ribeteado de
oro)
Atienza y Gonzalez-Doria indican: En campo de plata, un árbol de sinople,
del que penden cinco corazones, de gules; armas que figuraban en la capilla
de Santa Catalina, del convento de Santo Domingo de Vivero.
Los PAEZ DE CORA traÃan: Un castillo de oro, en campo de gules, con
un brazo armado del que pende una bandera del hábito de Calatrava, con
unas trébedes a modo de aspa, con fuego debajo.
Los PEREZ DE CORA de Bravos (de la Torre y de la FerrerÃa de Bravos):
El árbol, con los corazones pendientes, mas un águila y un león.
BIBLIOGRAFIA:
- Blasones y Linajes de Galicia, por José Santiago Crespo del Pozo,
O.M.. Publicaciones del Monasterio de Poyo. Volumen I, Página 313 y Volumen
II, Páginas 337 y siguientes.
- Nobiliario Español, Diccionario Heráldico de Apellidos Españoles,
por Julio de Atienza. Editorial Aguilar – 1959. Página 319.
- Diccionario Heráldico y Nobiliario de los Reinos de España,
por Fernando González–Dória. Editorial Bitácora.
Página 502.
CortesÃa de D. Antonio Sánchez desde San Sebastián.